Incluir 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 en nuestros platos suele ser una asignatura pendiente. La cantidad varía según el contexto individual, pero no deberíamos olvidarnos de este grupo de alimentos 🥗 ricos en vitaminas, minerales y fibra.
Su alto contenido en agua 💧 las hacen muy 𝐛𝐚𝐣𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐜𝐚𝐥𝐨𝐫í𝐚𝐬, por lo que si te encuentras en un proceso de 𝐩é𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐠𝐫𝐚𝐬𝐚, son imprescindibles para saciarnos.
La falta de imaginación 💭 o tiempo ⏱ son motivos por los que disponer de 𝐯𝐞𝐠𝐞𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐫𝐯𝐚 🥬. Y no excusas para obviar su presencia en nuestras comidas.
Además de facilitarnos su ingesta, elegir una conserva vegetal de calidad nos va a permitir una mayor conservación de sus características organolépticas y nutricionales.
Cuando se cuecen verduras en agua, se produce una gran 𝐩é𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐜𝐫𝐨𝐧𝐮𝐭𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬. Gran parte de las 𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐠𝐫𝐮𝐩𝐨 𝐁, sobre todo B1 (tiamina), B6 (priridoxina) y B9 (ácido fólico) quedan en el propio agua. La 𝐯𝐢𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐂(ácido ascórbico), no solo es soluble en agua, sino también sensible al calor. Por lo que su contenido queda significativamente reducido (puede perderse hasta el 90%).
Minerales como el 𝐩𝐨𝐭𝐚𝐬𝐢𝐨, 𝐬𝐨𝐝𝐢𝐨, 𝐜𝐥𝐨𝐫𝐨, 𝐦𝐚𝐠𝐧𝐞𝐬𝐢𝐨 𝐲 𝐟ó𝐬𝐟𝐨𝐫𝐨, también quedan en el agua de cocción al ser hidrosolubles. Y, por último, la pérdida del color tiene que ver con la disminución o alteración de los pigmentos. La 𝐜𝐥𝐨𝐫𝐨𝐟𝐢𝐥𝐚, molécula responsable del color verde, también es dañada durante el proceso de cocción.
Estas judías verdes presentan un punto óptimo 👌🏼 de cocción, son tiernas, sabrosas 😋 y mantienen su color característico. El resultado de una buena selección de vegetales y elaboración artesana con especial cuidado al mantenimiento de sus características organolépticas y nutricionales.
Al conservar el propio agua de cocción, mantienen los nutrientes anteriormente mencionados y no requiere de un enjuague previo. De hecho, puede emplearse para elaborar preparaciones con caldos (guisos, purés, cremas, salsas).
¿Qué te parece esta ensalada campera con judías verdes al natural 🌱?